14 de marzo de 2017

Paisaje cotidiano

Una niña llora
a berridos imposibles
-de oírla duele la garganta-;
una tos antipática
se mezcla con el chirrido
de la puerta de siempre:
el bus de las cinco que pasa
con cinco minutos de retraso;
la última mudanza
afina dos centímetros
la escalera
y zarandea la paz
de los viejos vecinos.

La niña lo consigue
y clausura el llanto.
Y sale de casa con patines,
y baja a golpes
-de rueda y de ruido-
los escalones,
mientras, ufana y vencedora,
dice adiós a su abuela.

El quejido de la ventana
al tope de su riel;
el racheo de los cordeles
cuando a toda prisa
recogen la ropa;
la pinza que se precipita al patio
que pagaron todos y disfruta uno;
la lluvia que arrecia y rompe
contra el tejadillo de zinc;
el trueno a lo lejos,
el viento que pasa y rola
y rola y pasa…

Pasa…
como la tarde,
como el trajín de la escalera,
como la vida.
©Trini Reina/11 de abril 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.