6 de junio de 2017

Caída libre, libre caída

No tolero nudos ¿Qué digo nudos?
Ni para la liviandad de la seda, aliento tengo.
Un roce de alga me derriba.
Mi silueta pesa como un siglo.

La palabra compromiso me aplasta.
Obligación es un acantilado
que sobre mí se desploma.

Las gasas del afán,
la luxación de las ganas,
el humo de las venas duplican
el cansancio de remiendos
en la leve envergadura que soy.

Me tiranizan las astillas del calendario,
el acero del ¡ven!
las espinas del ¡ya!
Ni certeza ni asombro osen
por un minuto importunarme.
Mi osadía es descampado
donde, infecundas, languidecen las raíces.

¡Déjenme estar así!
Así: quieta, tributaria del vacío,
prodigada a la desidia
que la katana del azar me impone.
Así, inmóvil y cuestionándome
como asesino esta debilidad
que eligió a mi coraza
y en ella (con clavos) ponderó su nido.
©Trini Reina/junio 2017
Pintura de Margarita Georgiadis 

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