2 de julio de 2017

En ti...

En ti, para mirarme, colgué mi espejo, 
y de tarde en tarde, en ti asomándome, 
indagaba por mi alegría
y alguna vez, incluso, hallé respuesta.

Fuimos dos cuerpos que se desean; 
dos sombras desnudas que no se alcanzan.
Piel que ardía, 
sin caricias que la prendiese,
sin agua que la apagase. 
Y en la lengua,
el dulzor de las palabras se inflamaba
cual lava hirviente
que, furiosa, nos inundaban los sentidos.
Trémulos, ambicionamos echar raíces, 
mas éstas sucumbieron en las sobrecogidas brasas. 
Nos crecieron telarañas en las manos
y una roja soledad se extendió
por el páramo de las sábanas.
Y allí, en aquella hoguera clandestina
de impaciencia y distancia,
se suicidaron nuestros besos.

El amor era un fantasma que,
por miedo a manifestarse,
silenciaba sus cadenas y cobarde, 
suspiraba tras los visillos.
©Trini Reina/2008

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