Digo verano y
entiendes calabaza;
suspiro geranios
y exclamas alcancías;
tiendo pájaros y
enciendes silencio;
pronuncio trigo y
me llueves;
lloro risas y
bostezas;
navego trenes y evocas
murallas;
libero fuentes y
cosechas islas;
erijo treguas y te
desertas;
canto libélulas
y entonas ortigas;
pueblo mayos y
arrasas septiembres;
inmolo olvidos y
cavas adioses;
tiemblo de
ausencia y aplaudes.
No comprendo
al alquimista
que nos mantiene
-colgados en el
mismo cable-
inversos,
aquí en las
alturas,
de este invierno
demorado.
Obra de Oscar Domínguez
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