Pregunto al
rosicler qué traerán hoy sus nubes desvaídas,
pero el silencio es respuesta que ni resta ni otorga. El aire promete alivio en este verano que
caduca y es una delicia su límpido aroma. Los sonidos son distintos que ayer y,
sin embargo, afines. El jardín languidece un punto más, añorando una lluvia salvadora. Ante mis ojos embargados una hoja cae en su temprana muerte.
De la noche y sus desvelos
sólo queda un recuerdo ingrávido. Tinieblas.
La inquietud virulenta, que
en mi corazón se elabora, pierde tenebrosidad ahora que el cielo derrocha
claridad sin remiendos de sombra, e intento fugarme del trémulo latido que al
alma trastorna.
Observo al día que
flamante nace, con un déjà vu que me desborda.
©Trini Reina/2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.