20 de noviembre de 2017

En soledad...

Esa soledad
que se desborda
de la alberca del ama,
y venas arriba hostiga,
sin parámetros,
fragorosa,
los aceros del carácter.
Valladar de cúspides,
mortaja de la alegría...

Esa soledad
con turbante silencioso,
y pezuñas de organdí
que anárquica se infla
y devora del espíritu
el suspiro.

Sí, esa soledad,
hermanada a vendavales,
es la emperatriz sanguinaria
ante la que el hombre
-girándula anochecida-
se afilia a ensombrecer.
©Trini Reina/2009
Obra de Carl Vilhelm Holsoe

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