29 de noviembre de 2017

Soneto II

Soliviantado, mi cuerpo reclama
sosiego de otro cuerpo generoso,
que serene este anhelo misterioso
que oprimirlo bajo su yugo clama.

Ningún sentido atiende tal proclama,
y en soledad este ser candoroso
atesora en alma y corazón: gozo,
aguardando que se escarche la llama.

Acullá de mi pecho y mis entrañas
a los rotos límites del olvido
¡huye desaire! arrastra tus guadañas,

otorga paz al deseo extenuado
que, de cederse sin ser asistido,
en la piel yace triste y subyugado.
©Trini Reina/Lunes 11 de febrero 2008
Obra de Daniel F. Gerhartzu

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.