24 de enero de 2018

Media la tarde...

Aunque la tarde viste el más azul de sus sombreros, sin pluma ni nube alguna, el frío señorea traspasando paredes y nostalgias.
El invierno acaricia a enero. En el reloj, media la tarde, y la  soledad arriba a mi templo.
El sol apenas calienta el entorno, y dentro de la casa, y más adentro, apenas es una fría estrella, con más gloria que impulso.

Sola, con un café humeante entre las manos, retrotraída a otro tiempo, a otra casa, a otra mesa, me dejo arrullar por el instante y, sin querer, o acaso deliberadamente, lo arropo de  pereza.

Una bandada de pájaros se enmarca en el único hueco de luz de la estancia: la ventana. Un rumor de niños encandila las afueras y  alguien, a su vez, grita llamando a alguien, el ruido rompe la escena y salgo del ensimismamiento que me cerca.

Vuelvo a la taza, al café, que ya templa, a plegar la tristeza en cuatro pliegues, tal como doblo la servilleta, y a paladear la miel del estar a solas, una tarde azul y fría de otro enero; otro que vuela…
©Trini Reina/enero 2018
Obra deKaren Offutt

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