Se dejó abrazar por aquellos
etéreos brazos poderosos
y su cuerpo duplicó la suavidad de
las esponjas.
Blanda se hizo y pensó, que al fin
la poseería.
Pero la hoz aguda de su rechazo la
dejó a las puertas de la penumbra. Y
la brusca luz de su partida, sin indulgencia,
se le clavó en los párpados.
©Trini Reina/Febrero 2013
Obra de Lord Frederic Leighton
(Detalle)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.