Cuando
requieres silencio y alguien, a tu lado, pone rock a gran volumen.
Cuando
quisieras llevar gafas que solo capten
la belleza.
Cuando
deseas hallarte frente al mar y sólo estás en la autopista.
Cuando
ansías que brille el sol y el azul, pero una lluvia impertinente mancha las
lunas del auto.
Cuando
todo es gris: el día, los árboles, el
asfalto.
Cuando
reparas en la Torre Pelli, tan ajena.
Cuando
la gente corre sin sonrisa y con paraguas.
Cuando
sabes que no podrás comprar todos los pañuelos de los semáforos.
Cuando,
en la parada del bus, la gente no se mira porque sus ojos están atados al móvil
y a sus dedos.
Cuando
el listo de la mañana comete una infracción y ni se inmuta.
Cuando
la Policía asiste en un accidente y, mientras curioseas, casi te das de bruces
con el que te precede.
Cuando
admiras la Torre de los Perdigones y crees ver un faro.
Cuando
te santiguas ante la Basílica y te suspendes en Las Murallas.
Cuando
giras hacía el Parlamento, tan soberbio y callado.
Cuando
a sus puertas ondean las pancartas y los gritos de los que,
con
los pies y el ánimo encharcados, se revelan.
Cuando
llegas a destino y te llaman y pasas…
Cuando
de regreso llevas rehabilitada la decepción y en cabestrillo la esperanza.
Cuando
te preguntan ¿Qué escribes? Y contestas:
¡Bobadas!
©Trini Reina/2014
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